¿Por qué Ecuador?

¿Por qué Ecuador?

Dos semanas. La prisión aquí en Ecuador es una mezcla enloquecedora de largos tramos de aislamiento y aburrimiento entremezclados con amenazas aleatorias y actos de violencia.

Hoy fue una ruptura en esa estructura: día de visitas.

Se puede recibir un máximo de 2 visitantes durante 3 horas. Dos de mis mejores amigas de Ecuador me visitaron. Siempre es bueno ver a los amigos; el aislamiento aquí es probablemente el aspecto más difícil. Pero después de las visitas, siempre me siento vacío, pensativo y de mal humor. Mis amigas hicieron la pregunta sobre la cual quiero escribir hoy. Simplemente, ¿por qué estoy en el Ecuador? Y dadas mis experiencias recientes, ¿ha cambiado mi perspectiva?

Estoy seguro de que mucha gente asume que estoy enojado con Ecuador, que querré irme tan pronto como salga para nunca volver; pero no, nada podría estar más lejos de la verdad. Me encanta Ecuador. Me encanta vivir aquí. Tengo mi vida aquí y si soy permitido, me gustaría continuar mi vida.

Obviamente, no estoy contento de estar en mi posición actual, pero no puedo culpar a todo el país por ello. En cambio, culpo a ciertos individuos específicos que han instrumentalizando mi amistad con Julian Assange y me han hecho un peón político aún sin rastro de ninguna irregularidad. Sí, estoy enojado con estas personas al igual que deberían estarlo los ecuatorianos. Usar y abusar de las leyes de un país de esta manera no debería ser aceptable. Pero esto es hecho por algunos pocos individuos, no por toda la población.

Para sentirnos seguros, el sistema penal ecuatoriano debe ser reformado. La situación de muchos de mis compañeros presos son evidencia de esto; en su mayoría viven significativamente en peor condiciones que las mías.

Ecuador no es perfecto. Hay muchas cosas que podrían mejorarse. Al igual que el resto de América Latina, Ecuador tiene varios cientos de años de colonialismo que confrontar, seguido de muchos años de dictaduras militares, disturbios generales y repetidas intervenciones ilegales de los llamados países desarrollados.

Así que no, Ecuador puede mejorar en muchas cosas, pero desde una perspectiva histórica, los pueblos de América Latina han demostrado una fuerza tremenda para llegar tan lejos como les ha sido posible.

Entonces, volviendo a la pregunta original: ¿por qué vine aquí?

Por muchas razones que a veces son difíciles de burlar, pero algunas son muy mundanas. Realmente me gusta la gente de aquí. La gente es cálida, abierta, cariñosa y se preocupa por la comunidad. Esto me atrajo mucho. Y puedo decir que aun en mi situación actual, esta perspectiva sobre la gente permanece. Por cómo mis compañeros presos me han cuidado, cómo la gente de la calle se ha acercado a mis padres en la calle a expresar su apoyo. Mi fe en la gente ecuatoriana sigue siendo fuerte.

Me gusta que la política sea algo que le importa a la gente de aquí. Está en la sangre de la gente. Eso es algo que aprecié desde el principio. La gente en Ecuador habla sobre el código abierto y comprende el valor político de la tecnología.

Hay personas con talento aquí. Cuando comenzamos mi organización en Ecuador, rápidamente encontramos un equipo de personas con mucho potencial, diligencia e impulso. Honestamente, me muero por volver a trabajar con ellos y continuar haciendo el bien por el mundo.

Ecuador no es un paraíso. Es un complejo, multicultural, a veces extraño. Es un lugar con todo tipo de personas con diferentes puntos de vista, con 500 años de complicada historia. No olvidemos esto y no reduzcamos al país y sus personas a una caricatura -buena o mala-.

Me alegro de estar aquí en Ecuador y espero tener un futuro por delante en él, ¡ojalá fuera de prisión!

Ola Bini